sábado, 17 de septiembre de 2022

PHYTOLACCA DIOICA - EL OMBÚ


Hola Bonsaistas, hablando de especies comunes para el bonsai vamos a tratar una que es la mas común en el sur de américa, por su velocidad de crecimiento y su fácil adquisición.

También llamado bellasombra, es una planta herbácea perteneciente a la familia Phytolaccaceae.
Es oriundo de los montes del Nordeste argentino, Uruguay y Sur de Brasil, también encontrándose en Paraguay.
Introducido en Europa por Hernando Colón, hijo de Cristóbal Colón, que plantó varios ejemplares en Sevilla siendo el más famoso el del Monasterio de la Cartuja de Sevilla.

Su tronco es grueso y puede alcanzar una altura de entre 10-15 metros, de una consistencia muy ligera, no presenta los anillos interiores con los que cuentas los años en un árbol, por eso se considera una hierba y no un árbol.

Puede ser caducifolio o mantener las hojas todo el año, dependiendo de la rigurosidad del invierno. 
Las hojas son de forma elíptica y buen tamaño, hasta 20 cm de largo, de color verde oscuro brillante más claro en el revés. 
La reducción del tamaño de las hojas es por tanto un aspecto importante a tener en cuenta al desarrollar este árbol como Bonsái.

Florece en primavera, exhibiendo flores en pequeños racimos terminales de color blanco. 
La madera de Ombú posee aplicaciones casi nulas debido a las grandes cantidades de agua que almacena en su interior. 
Un cultivar enano muy apropiado es el Ombusillo, Phytolacca tetramera, que es notoriamente de menor tamaño.

Son plantas Dioicas, sexos separados en distintos pies, se adapta a cualquier tipo de suelo, pero como bonsái prefiere los porosos.
Las hojas tienen propiedades medicinales, la infusión de las mismas sirve para lavar heridas.

Las cenizas contienen mucha potasa, razón por la cual se la utiliza en la fabricación de jabones caseros.
Es una de las especies que nos puede calmar la ansiedad, a la hora de obtener un bonsái o proyecto de bonsái.
Posee estilo propio, pues sus ramas crecen enérgicamente en forma vertical haciendo difícil su modelado por medio de alambre.
Por lo tanto mediante podas lo iremos acercando, lo mas que se pueda a u estilo vertical formal o a una pseudo escoba.



Formación

Alambrado:
Hay que eludir el uso de alambre para realizar el modelado, pues éste se clava en la planta debido a su rápido crecimiento.
Si lo utilizamos, debemos tener mucho cuidado, controlarlo periódicamente, para evitar que marque el tallo o ramas.
Tampoco es recomendable utilizar el antiguo método de plomadas o pesitas, para doblar las ramas hacia abajo.
Se corre el riesgo de que estas se rompan por el peso.

Prebonsai

Poda:
Lo recomendable es dejar crecer la rama hasta que alcance el grosor deseado y reducirlo dejándole 3 o 4 hojas.
Los cortes hacerlos limpiamente, utilizando un cuchillo filoso, trincheta, u hoja de bisturí.
El pinzado se lleva a cabo con los dedos, no hay que olvidar que con esta técnica detenemos el crecimiento de la rama, pudiendo aumentar el tamaño de las hojas.
En el caso de tener que reducir un tallo principal cuyo diámetro sea bastante grueso, utilizar una sierra de dientes pequeños.
El corte deberá ser horizontal, para que estimule el crecimiento de las yemas axilares que se encuentren alrededor.
De esta manera las ramas que se forman irán absorbiendo y disimulando el corte.

Transplante:
La poda y el transplante de maceta hay que realizarlo una vez cada dos años.
Cuando se trate del primer transplante eliminar completamente la raíz pivotante, dejando las adventicias, que recortaremos en el caso de que sean demasiados largas. Renovar el sustrato, regar a fondo y colocar la planta en un lugar iluminado, sin sol directo, por una semana.
No abonar hasta que el árbol no se encuentre restablecido y adaptado a su lugar.

El ombú tiene un crecimiento muy rápido, lo cual es a la vez una ventaja y un problema para hacerlo bonsaï.
Es una ventaja en el sentido que demuestra una fuerte vitalidad, lo que lo hace muy resistente a varios tipos de estrés, corte, agua escasa, fuertes calores, tierra pobre, y permite conseguir rápidamente una planta con la forma deseada donde otros árboles demoran mucho tiempo en llegar a tener una forma de bonsaï.
Su rapidez de crecimiento es una desventaja ya que supone estar permanentemente atento a no dejar el ombú crecer de forma excesiva, con lo cual corremos el riesgo de que adopte una morfología inadecuada.

Poda y corte

Puedo decir que la clave de una buena “bonsificación” del ombú es un control adecuado de sus rebrotes, o sea de las ramitas que salen del tronco principal.
Si uno deja crecer un pequeño ombú sin podarlo, éste va a formar un tronco único, el cual crece por aparición de hojas nuevas en su punta.
Esta morfología no corresponde en nada a la que se observa en los ombúes en el campo, los cuales tienen por lo general varias ramas que salen del suelo, un tronco muy engrosado, y casi nunca un tronco derecho y liso.
Entonces, todo nuestro trabajo consiste en corregir esta morfología del arbolito criado en maceta, para darle el aspecto de un árbol normal.

En los ombúes de maceta, mientras crece el extremo del tronco hacia arriba, las hojas viejas se van marchitando, y terminan cayendo.
En el lugar donde cada hoja estaba atada al tronco, se forma entonces una yema escondida, o sea un brote potencial que puede formar una nueva rama.
Si observan detenidamente el tronco del ombú joven, verán que el tronco está marcado por varias de estas yemas escondidas, que sólo se materializan por puntitos negros.
Mientras no se corte el extremo superior del tronco, estas yemas no se activan y no nacen ramas nuevas.

Entonces, la técnica para que el ombú empiece a desarrollar ramas laterales es parar el crecimiento hacia arriba del árbol cortándole el extremo.
Al hacer esto, se activan las yemas laterales escondidas en el tronco y salen ramitas nuevas al cabo de aproximadamente una semana.
En realidad, al hacer esto estamos reproduciendo de manera manual el efecto que tendría sobre el árbol una vaca o una oveja que le comería la parte superior.

Crear ramas laterales es una manera de resistir a esta perturbación de su crecimiento hacia arriba.
Pero no basta con cortar el extremo superior del tronco para ya tener una planta con forma de árbol, cuando uno hace esto, sólo activa las yemas escondidas que están más cerca del lugar del corte.
En general, nacen ramas nuevas en las 2 o 3 yemas que están justo debajo del lugar de corte.
Es por eso que es muy importante elegir adecuadamente la altura a la cual cortamos el tronco.
Si nuestro árbol mide unos 10 centímetros de altura y que sólo le cortamos los 2 cm superiores, sólo nacerán dos o tres ramas muy cerca de la punta, formando algo como una escoba, lo cual no es la forma que estamos buscando.
Nuestra técnica actual para conseguir que el ombú ramifique desde muy abajo, como en los árboles normales, es cortar el tronco a unos 3 cm encima del suelo.
El corte debe hacerse con un cuchillo limpio muy cortante que no sea de serrucho, de un tajo, apoyando el tronco sobre una tabla de madera.

Solemos hacer esto cuando le cambiamos la tierra al ombú, lo que nos permite sujetarlo mejor sobre la tabla, y aprovechar para cortarle también las raíces.
Al hacer esto, el ombú ramifica de forma muy adecuada, y cada una de las ramillas nuevas va a servir de base para empezar.

Hay varios trucos que pueden ayudar para guiar el rebrote de las ramas.
Cuando uno corta el tronco del ombú para que nazcan las ramas, a veces se busca obtener 4 y sólo nacen una o dos, y las otras yemas escondidas no se activan.
Nos da resultado en algunos casos frenar el crecimiento del las ramas que nacieron cortándoles la punta para que otras yemas se activen.

Me parece muy importante gestionar con cuidado la rapidez de crecimiento del ombú.
Es muy fácil acelerarle o frenarle el crecimiento: si le dan mucha agua, algo de abono, mucho sol y una maceta grande con tierra, va a crecer rápido, 20 cm en dos meses de verano en una maceta chica, por ejemplo.

Si le cortan uno de estos insumos, va a crecer con más lentitud.
El principal inconveniente de un crecimiento muy rápido es que las hojas del tronco nacen muy separadas unas de otras, con unos 2 o 3 centímetros de diferencia aproximadamente, la consecuencia de esto es que las yemas escondidas están muy separadas, y si queremos hacer rebrotar el árbol, tendremos ramas alejadas unas de otras, lo cual no crea el efecto deseado.
Recomiendo no alimentar demasiado al ombú en su fase joven, y sólo empezar a acelerarlo una vez que tiene esbozada la morfología buscada.
A partir de este momento, acelerar el crecimiento puede ser interesante para que la base del tronco se engrose.
De todas formas, hay que acelerar el crecimiento durante períodos cortos, de dos meses como máximo.
El resto del tiempo hay que regar y alimentar el ombú normalmente.



Reproducción

La reproducción se puede llevar acabo por dos medios:
Uno es a través de las semillas. 
Estas las podemos recolectar en otoño, las mismas se encuentran formando racimos que cuelgan de la planta. 
Son pequeñas de color negro intenso.

La siembra se realiza en primavera en cajones o bandejas, lo importante es que sean poco profundas. 
Esparcir las semillas al voleo y cubrirlas con una delgada capa de sustrato. 
Regar abundantemente y colocarlas en un lugar protegido de la lluvia y el sol directo. 
No es necesario que estén en la oscuridad, ni taparlas con vidrio. Estas semillas tienen un alto poder germinativo y al cabo de 3, o 4 semanas germinarán.
Cuando las plantas hallan nacido llevarlas a un lugar donde les de el sol, protegidas por una malla plástica, media sombra que deje pasar el 50 % de luminosidad.

En el momento en que las plántulas posean alrededor de 4, ó 5 hojas trasplantar a macetas individuales pequeñas. 
Operación que tendremos que realizar 3, ó 4 veces debido a su rápido crecimiento, en toda la época vegetativa; comprendida entre el principio de la primavera, y a comienzos del otoño. 
En cada repicado se aumentará, un poco el tamaño de las macetas; y no tocaremos las raíces, dejando crecer libremente a la planta. Como sustrato utilizaremos uno, a base de resaca y material poroso, arena, vermiculita, sepiolita, etc.

Otra de las técnicas utilizadas es mediante esquejes. 
Tarea que podrá llevarse a cabo a fines de primavera y principios de verano. 
Podemos utilizar gajos de grandes diámetros obteniéndose buenos resultados. 
Los plantaremos en macetas individuales con un sustrato que contenga el 50 % de resaca y el 50% de arena, y a posteriori los colocaremos en un lugar iluminado pero sin sol directo. 
Para favorecer el enraizamiento regaremos cada 10 días con una solución que contenga hormona de enraizamiento, suspendiendo la misma al notar la aparición de brotes. 
Este será el momento para comenzar a exponerlos paulatinamente al sol, siempre protegidos con una red de media sombra. 
Recién en la primavera siguiente serán transplantados a macetas de entrenamiento para recibir su primer modelado.

Plagas

Las plagas más frecuentes son los pulgones a comienzo de la primavera, sobre los brotes jóvenes. 
Se pueden eliminar con una solución que actúe por contacto directo.

Otra son las cochinillas pequeñas de color blancas, que se observa en las rugosidades del tronco, en las ramas, rodeando los brotes jóvenes, o en el envés de las hojas. 
Utilizar también en este caso una solución que actúe por contacto o de lo contrario, si es muy resistentes un producto sintético.

En verano las hojas suelen ser atacadas por pequeñas larvas minadoras, que excavan galerías debajo de la epidermis del foliolo, el aspecto puede aparecer como un bordado. 

Otras larvas utilizan las hojas no solo para alimentarse, sino que también; para construir un refugio, uniendo dos o más con hilos de seda



Se debe utilizar para combatirlas un orugicida sistémico.

Otro parásito que se activa en verano son las arañuelas rojas, y pardas. 
Aparecen cuando la temperatura es elevada y la humedad escasa. 
Se observan en el envés de las hojas, donde forman colonias. 
Las hojas empiezan a perder color, adquiriendo un tinte amarillento.
Como primera medida, se debe aumentar la humedad, y luego combatirla con un acaricida. 
Debido a su resistencia habrá que ir variando o mezclando distintos productos.


Fernando Gatto


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