lunes, 24 de abril de 2023

EL HIERRO - LA CLOROSIS


Hola Bonsaistas, hablando de minerales, ya que hablamos del azufre recién, veamos algo sobre la clorosis férrica y el hierro por supuesto 

Necesidad de minerales en las plantas

Como resumen para los recién llegados, vale la pena destacar que, además del agua, de la luz y del dióxido de carbono y oxígeno del aire, todos los vegetales requieren de al menos 13 minerales para sobrevivir. 
Ante la carencia de cualquiera de ellos, la planta empezaría a mostrar síntomas de deterioro.

El nitrógeno, el fósforo y el potasio son los más reclamados por las plantas -por sí solos suman casi tres cuartas partes de la exigencia total en minerales- y junto con el calcio, el magnesio y el azufre, también numerosos, forman los macronutrientes de las plantas. 
Por esta razón se les considera básicos e indispensables en la composición de muchos fertilizantes. 
Podrías interpretar de esto que otros son menos importantes, pero incurrirías en un error.

Síntomas de la falta de hierro

No por ser menos requerido, la falta de un micronutriente pasará desapercibida. 
La planta lo manifestará, por supuesto, desde el primer momento. 
En el caso del hierro, los síntomas iniciales aparecerán en las hojas jóvenes, evidenciando una notable pérdida de intensidad en la coloración. 
Su verde virará poco a poco al amarillo, en todo el limbo a excepción de sus nervios que permanecerán verdes. 
Es además frecuente su arbitrariedad, presentándose en unas ramas sí y en otras no.



Estas señales tan típicas servirán para diferenciarlas de otros minerales. 
En el supuesto del nitrógeno, por ejemplo, se observaría clorosis en toda la hoja, incluido sus haces vasculares.
Además suele revelarse primero en las hojas viejas.

Los síntomas más parecidos son los provocados por la falta de magnesio y también por la del manganeso. 
No obstante en el magnesio, al igual que con el nitrógeno, se mostrarían antes en las hojas viejas.

Será con el manganeso con el que tendrás más dificultades para discernir. 
Como en el caso del hierro, las señales se advertirán primero en las hojas jóvenes, aunque aquí conservarán también unas franjas verdes rodeando los nervios. 
Esa será la sutil diferencia. 
Para colmo es frecuente que existan varias carencias a la vez, complicándolo todo sobremanera.

Por qué se da la carencia de hierro

La privación de hierro en la planta no es por culpa generalmente de una ausencia real en el suelo, ya que es requerido en ínfimas cantidades. 
Lo más común es que, por alguna razón, se encuentre bloqueado y no pueda ser asimilado por las raíces.

La causa habitual del bloqueo es un pH del sustrato inadecuado demasiado alto para la planta. 
Si el soporte que la alberga tiene un pH básico, por encima de 7 se verá seguramente afectada. 
El hierro tendrá problemas entonces para disolverse en el agua.

La horquilla entre 6,5 y 7 es la preferida por la mayoría de especies. 
Es el rango donde se asimilan correctamente la totalidad de los nutrientes.

Plantas acidófilas

Esta regla se ve alterada, sin embargo, en las plantas acidófilas, con querencia por los terrenos con pH bajo. 
Si cultivas por ejemplo arces japoneses, rododendros y azaleas, estos deberían oscilar entre 4,5 y 6 o de lo contrario sufrirán de clorosis férrica.

Otros, como los cítricos, sin precisar un pH tan bajo, también gustan de un suelo ligeramente ácido, 
utiliza un sustrato en el entorno de 6,5.

El agua y el abono también pueden subir el pH

El riego reiterado con aguas pesadas, con exceso de sales minerales, también será un inconveniente para las especies delicadas. 
Si el agua del grifo contiene demasiada cal, mejor emplea otras opciones, agua de lluvia, mineral o destilada, o ésta acabará alcalinizando el sustrato. 
Otra alternativa es bajarle el pH, añadiendo unas gotitas de jugo de limón o de vinagre.

Por la misma razón, en las plantas acidófilas no convienen los abonos habituales con altas concentraciones de sales.

Cómo solucionar la clorosis férrica

Hasta ahora has visto cómo identificar la clorosis férrica, distinguiéndola de las demás, y cómo hacer para que no aparezca en tus plantas. 



Quelato de hierro

En tal situación, los abonos con fórmulas habituales no funcionarán, ya que no se trata de aportar hierro sin más. 
Con el inconveniente de un sustrato alcalino, el mineral no llegaría a la planta. 
Deberás utilizar quelato de hierro, como medida de urgencia. 
Eso sí, después tendrás que ocuparte del problema de verdad.

El modo de aplicación del quelato de hierro variará dependiendo de su disposición y concentración. 
Lo hay para pulverizarlo directamente sobre las hojas, para diluir en el agua de riego o presentado en gránulos para esparcir sobre el sustrato. 
Tú decides cuál te resulta más cómodo, pero sigue las indicaciones del fabricante.

Verás que, siempre que las hojas no estén muy deterioradas, los síntomas revertirán en poco tiempo: en el caso del foliar, poco más de veinticuatro horas.

Sustituir o mejorar el sustrato

Tras la actuación urgente, una vez paliados los síntomas, deberías ocuparte de mejorar el sustrato. 
Tu planta merecerá sin duda un soporte a la altura de sus necesidades.

Para ejemplares en maceta será fácil hacerte con los preparados adecuados. 
Existen muchos específicos, entre ellos el de tierra de brezo o castaño, especial para plantas acidófilas 

Otra opción  es enmendar incorporando turba rubia, muy ácida, hasta alcanzar el pH deseado. 
También lo conseguirás aportando mantillo o materia orgánica, sulfato de hierro o azufre, no bajes más de un punto cada vez. Para calibrarlo puedes ayudarte de los medidores antes mencionados.

Tras solucionar el problema, procura no volver a alcalinizar el suelo. 
Para ello, extrema las precauciones con el agua de riego, nada de cal, ni tampoco uses fertilizantes que contengan demasiadas sales. 
Con el tiempo probablemente tengas que intervenir de nuevo, pero intenta mantener a raya la clorosis férrica.

Sulfato de hierro para las plantas: para qué sirve y cómo usarlo

El sulfato de hierro es uno de los productos más usados en este tipo de situaciones, aunque para poder sacarle todo el partido es necesario conocerlo bien. 

Qué es el sulfato de hierro

Cuando hablamos de sulfato de hierro nos estamos refiriendo siempre al Sulfato de hierro, un compuesto químico que se consigue al hacer reaccionar ácido sulfúrico con hierro metálico.

Es muy fácil de encontrar en tiendas de jardinería y otras superficies especializadas, habitualmente en dos grandes formatos: como polvo, de color verde azulado, o en forma de gránulos de color blanco o marrón. 
El polvo es de absorción más rápida, mientras que los gránulos actúan mucho más gradualmente.

Cómo hacer sulfato de hierro casero

Es posible preparar sulfato de hierro casero, aunque recomendamos hacerlo solo en casos extremos en que no puedas proveerte de él en superficies especializadas. 
Los motivos son que el sulfato de hierro preparado no es caro, y con el que elaboraremos en casa no hay forma de poder calcular dosis exactas, además de ser un proceso tedioso y lento. 

Aún así, te enseñamos a hacerlo:
Prepara un recipiente con agua, que puede ser simplemente una botella de plástico.
Añádele algunos materiales de hierro como clavos o tuercas, sumergidos en agua junto a una pequeña cantidad de azufre.
Es importante removerlo dos o tres veces al día para que el azufre vaya haciendo reacción con el hierro.
Pasados unos 15 días, habrá tomado el característico color del óxido de hierro, y la mezcla estará lista para ser usada en cantidades pequeñas en el agua de riego y aplicarse de ser necesario.



Cómo usar el sulfato de hierro para las plantas

Lo más normal es aplicarlo diluido en el agua de riego o bien añadirlo al sustrato. 

En agua de riego la proporción tiende a ser de 3 gramos por litro, mientras que en tierra lo habitual es usar unos 40 gramos por metro cuadrado. 
En ambos casos, la aplicación no servirá si no dejamos de regar con agua corriente o si no la reposamos antes. 
Aún así, es importante leer las especificaciones e indicaciones concretas de cada producto y asegurarse de seguirlas. 
Si la clorosis férrica no se detiene rápidamente, la salud de la planta empeorará cada vez más hasta acabar teniendo fatales resultados, así que hay que actuar siempre con premura.

Fernando Gatto

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